Berlín, 1772.
Dos volúmenes en 12º, cuero marrón mármol completo, lomo con nervaduras ricamente adornadas, escudos dorados en la parte superior, etiqueta de biblioteca en el pie, bordes marmoleados. Encuadernación armorial de la época.
163 x 95 mm.
I/ 12 pp. ; 384 pp. ; 15 h.
II/ 416 pp. ; 16 h.
(Leclerc). La obra apareció por primera vez en 1768, suscitando una viva polémica. Filósofo-holandés, Cornélius de Pauw (1739-1799) suscitó con sus diversas Investigaciones filosóficas controversias importantes. En su obra, que no es más que un ensayo de etnología comparada, sostiene la tesis de la degeneración de todas las especies vivas en América, de ahí la polémica con Dom Pernetty que creía en la existencia de verdaderos gigantes. A propósito de la tesis de Cornélius de Pauw, Carlos Quesada resume bien su ambigüedad y sus contradicciones escribiendo que < >. Teniendo en gran estima a Pauw y su libro, Diderot y d’Alembert lo animaron a secundarlos en el Suplemento de la Enciclopedia que enriqueció con varios artículos. La obra es también famosa por su carga contra los escritores viajeros.
De Pauw opinaba (al igual que otros científicos europeos de la época) que los indígenas americanos eran inferiores a los indígenas del norte y del oeste de Europa, y que esa inferioridad se debía en parte al clima y a la geografía americanas.
Algunas citas de sus obras:
El indígena americano, propiamente dicho, no es ni virtuoso ni vicioso. ¿Qué motivo tiene para serlo? La timidez de su alma, la debilidad de su intelecto, la necesidad de proveer a su sustento, los poderes de la superstición, las influencias del clima, todo lo aleja mucho de la posibilidad de mejorar; pero no lo nota; su felicidad es no pensar; permanecer en perfecta inacción; dormir mucho; no desear nada, cuando su hambre está saciada; y preocuparse solo por los medios de procurarse alimento cuando el hambre lo atormenta. No construiría una cabaña, no se dejaría forzar por el frío y la intemperie de la atmósfera, y nunca dejaría esa cabaña, no la abandonaría necesariamente. En su comprensión, no hay gradaciones, permanece como un niño hasta la última hora de su vida. De naturaleza extremadamente perezosa, es vengativo por debilidad y atroz en su venganza…
Los europeos que pasan a América degeneran, al igual que los animales; una prueba de que el clima es desfavorable para la mejora del hombre o del animal. Los criollos, descendientes de europeos y nacidos en América, aunque formados en las universidades de México, de Lima y del Colegio de Santa Fe, nunca han producido un solo libro. Esta degradación de la humanidad debe imputarse a las cualidades viciadas del aire estancado en sus inmensos bosques, y corrompido por los vapores nocivos de las aguas estancadas y los terrenos incultos…
Su trabajo suscitó una enorme controversia en su época y provocó reacciones de los principales ciudadanos americanos. Una campaña “anti-degeneración” contra las afirmaciones de de Pauw y sus colegas involucró a notables como Thomas Jefferson y James Madison.Ejemplar precioso con las armas de La Rochefoucauld.
« Es una gran habilidad saber ocultar su habilidad ». (Máximas, 245). La familia Rochefoucauld ya era una de las más antiguas e ilustres de Francia, cuando François VI, duque de La Rochefoucauld, publicó a mediados del siglo XVIIè sus célebres Máximas. Pero fue a raíz de su matrimonio con Jeanne-Charlotte du Plessis-Liancourt que la familia adquirió las tierras de Liancourt y de La Roche-Guyon, en el Angoumois.
La biblioteca fue marcada, por supuesto, por los gustos literarios de François VI y sus amigos, cuyos más íntimos fueron sucesivamente Madame de Chevreuse, duquesa de Longueville, y Madame de La Fayette. Sus sucesores aumentaron la biblioteca con obras sobre la exploración y los viajes, de los cuales estaban obviamente fascinados apesar de estar obligados a permanecer cerca del rey en los cargos de gran venador o de gran-maestre de la guardarropa.
Las obras sobre la historia de Francia, la nobleza y sus órdenes de caballería son por lo tanto numerosas. La descendencia masculina se extinguió a la muerte de Alejandro en 1762.
El título de La Rochefoucauld fue entonces adoptado por una rama colateral, Jean‑Baptiste‑Louis‑Frédéric duque de La Rochefoucauld de Roye, teniente general de las galeras y duque de Anville, que aumentó la biblioteca con varias obras sobre la filosofía y el comercio. Entre sus íntimos se encontraban Lafayette y Benjamin Franklin, y fue en colaboración con este último que redactó por primera vez una traducción completa de la constitución de los Estados Unidos. En los estados-generales fue uno de los primeros miembros de la nobleza que se unieron al tercer estado. El 27 de junio de 1789 puso en el orden del día la cuestión de la libertad de los negros. En 1792 fue sin embargo masacrado a golpes de piedras bajo los ojos de su madre y de su esposa. Su sobrino François-Alexandre-Frédéric de La Rochefoucauld-Liancourt, ya había huido de Francia y residía en Inglaterra con el agrónomo Arthur Young. Este fue el comienzo de un exilio que duró siete años, que evocó en el relato de sus viajes en América del Norte, publicado en francés y en inglés en 1799. Había visitado Inglaterra por primera vez en 1769 para estudiar las mejoras industriales y agrícolas, lo que lo llevó a establecer una granja-modelo en Liancourt. También fundó una escuela de artes y oficios, que más tarde se convirtió en la Escuela de los Niños de la Patria. Elegido a los estados-generales de 1789, defendió tanto la realeza como las libertades públicas. El 12 de julio, informó a Luis XVI de la agitación que reinaba en París. « ¿Es entonces una revuelta? » preguntó el rey, « No señor, respondió el duque, es una Revolución. » El 18 de julio fue investido de la presidencia de la Asamblea nacional, e intentó persuadir al rey de huir a Normandía. Tras su regreso a Francia el duque alentó las mejoras en la agricultura, la medicina (especialmente en lo que concierne a la inoculación), las prisiones y los hospitales.