París, Jacques Rollin, 1736.
4 en-12 de: I/(1) f., (51) pp., 557 pp., (3); II/ (9) ff., 516 pp.; III/ (1) f., 536 pp., (7) ff.; IV/ (1) f., 541 pp. mal ch. 545, (11) pp.
Marroquín limón a grano largo, encuadre de palmetas en las tapas, lomo nervado adornado con miles de puntos, piezas de título y de tomos en marroquín negro, cantos dorados. Encuadernaciones de principios del siglo XIX firmadas por Thouvenin.
162 x 95 mm.
Leer más
La toma de Roma por los visigodos de Alarico el 24 de agosto de 410 provocó un choque inimaginable en el occidente cristiano.
A este profundo choque que podía ser atribuido por los contemporáneos a un abandono de los dioses paganos por el culto del Dios único, San Agustín aporta una respuesta elocuente desde 412 con los 22 libros de la Ciudad de Dios, libro imprescindible e intemporal, reeditado en la Pléiade en noviembre de 2000.Por su interpretación muy amplia de la historia de la humanidad San Agustín ejercerá una influencia profunda sobre todos los individuos curiosos e inquietos de su propio destino.« ‘La Ciudad de Dios’ es la apología del cristianismo. Es a la vez una filosofía de la sociedad humana en su devenir histórico, una metafísica de la sociedad y una interpretación de la vida individual y social, a la luz de los principios fundamentales del cristianismo. El libro está escrito en respuesta a la acusación formulada en 410 por los paganos, que pretenden que el saqueo de Roma, infligido por los godos de Alarico, tiene como causa el abandono del culto de los dioses tradicionales, abandono impuesto por el cristianismo.
Este texto ha ejercido una influencia profunda en todas las épocas y en todos los individuos curiosos e inquietos de su propio destino. Por eso, también, en las polémicas de la Edad Media entre el papado y el imperio, se quiso sacar de esta obra (identificando erróneamente la ciudad de Dios con la Iglesia empírica y la ciudad del mundo con el Estado concreto); por eso, de Bossuet a Balbo, todos aquellos que se han vuelto a plantear el problema de la historia se han dirigido a San Agustín; por eso, a pesar del desarrollo de las ciencias teóricas, La Ciudad de Dios sigue siendo un libro vivo, que no deja de encontrar lectores.
Fue el primer libro impreso en Italia (1467, en Subiaco) y sabemos cuánto después el humanismo sintió su profundo encanto, como también lo sintieron los Reformadores, Pascal, Kierkegaard ».Magnífico ejemplar lujosamente encuadernado por Thouvenin en piel de color limón con lomos adornados con mil puntos.Procedencia: Yemeniz (ex-libris ; París, 1867, n° 3111) ; barón Ménard de Marsainvilliers (ex-libris manuscrito, a lápiz, en el reverso de la primera guarda).
Ver menos información