Edición original de la oración fúnebre de la duquesa de Aiguillon,
sobrina del cardenal Richelieu y dedicataria del Cid de Corneille.
EEjemplar en encuadernación de luto con sus armas destinado a los íntimos de su Casa.
Un origen de toda rareza.
París, 1675.
Fléchier, Valentin Esprit Abad. Oración fúnebre de Mdama Marie de WVignerod duquesa de Aiguillon, par de Francia, pronunciadae en la iglesia de las Carmelitas de la calle Chapon, el día 12 deAagosto 1675.
En París, Sébastien Mabre-Cramoisy, 1675.
In-4 de 1 f. de título y 42 páginas numeradas. Marroquín negro jansenista, armas impresas en oro, lomo con nervios, bordes negros. Encuadernación de época.
256 x 187 mm.
Edición original de la Oración fúnebre de la duquesa de Aiguillon pronunciada por Fléchier el 12 de agosto de 1675.
Tchemerzine, III, 252.
Fléchier se reveló particularmente gracias a sus oraciones fúnebres y notablemente la primera pronunciada en 1672 a la muerte de Julie d’Angennes, duquesa de Montausier.
Fue elegido en la Academia en 1673: recibido el mismo día que Racine, su discurso eclipsó completamente el del dramaturgo.
La Oración fúnebre de la Duquesa de Aiguillon fue la segunda de las ocho pronunciadas por Fléchier entre 1672 y 1690 que han llegado hasta nosotros.
Hija de la hermana del Cardenal Richelieu, Marie-Madeleine de Vignerot apareció en la corte de Luis xiii después de la muerte de su madre, y se convirtió en dama de honor de la reina María de Médici.
Se casó en 1620 con Antoine du Roure de Combalet. Quedó viuda sin hijos, sufrió las disputas de la reina madre con el cardenal Richelieu. La reina la despidió a pesar de las órdenes de Luis xiii.
Después de haber intentado en vano hacer casar a su sobrina con el nieto del príncipe de Condé, el Conde de Soissons, luego el cardenal de Lorena, el cardenal de Richelieu compró para ella el ducado de Aiguillon en 1638.
Madame de Genlis en su «Estudio sobre la influencia de las mujeres», dice que la duquesa de Aiguillon fue la primera mujer de la Corte cuya casa estaba abierta a todos los hombres de letras. « Allí todos los académicos y todos los que podían esperar serlo se encontraban reunidos con los más grandes señores y el gusto del espíritu prevalecía sobre los prejuicios de nacimiento, comenzaba a formar entre estas diversas personas esa igualdad social que, desde entonces ha hecho a los franceses tan amables… se sostenían seriamente tesis de amor, luego, después se pasaba a laslecturas y a la conversación ».
Fue a Madame d’Aiguillon que Corneille dedicó el Cid.
Ejemplar en encuadernación de luto con las armas de la duquesa deAiguillon.